domingo, 6 de junio de 2010

Una reseña muy incompleta sobre la filosofía del giro lingüistico

A propósito del post anterior, quiero ahora tratar el tema del giro lingüístico en la filosofía, basándome no exclusiva pero sí fundamentalmente en el excelente libro de Dardo Scavino, La filosofía actual.

Comencemos entonces a desentrañar, aunque más no sea a grandes rasgos, la orientación que ha tomado la filosofía en los últimos decenios. El giro lingüistico, también llamado hermenéutica o pensamiento débil, que caracteriza a la filosofía de mediados y fines del sigo pasado tiene como punto de partida la siguiente tesis: todo conocimiento presupone un lenguaje, todo lenguaje es histórico-social; por consiguiente, todo conocimiento, incluido el científico, es histórico-social. Vale decir todo conocimiento depende de las condiciones sociales en que se inscribe y por ello no puede ser universal.
Queda atrás la concepción iluminista que pretende que el lenguaje es, de alguna manera, transparente y que a través de él podemos ver la realidad tal cual se nos presenta, y podemos describir y explicar los fenómenos tal cual son. Esa pretendida correspondencia entre conocimiento y realidad, entre las palabras y las cosas (en términos de Foucault), se ve ahora amenazada. El lenguaje es en sí mismo una interpretación de las cosas. Veamos un ejemplo: Los yamanas de Tierra del fuego tienen un verbo para hablar de las cosas que se rompen y otro para las cosas que se pierden. Lo interesante es ver cómo esos verbos son usados para describir los hechos de una manera diferente de la nuestra: cuando un animal se muere dicen que se rompió, pero cuando un hombre se muere dicen que se perdió.
Ahora bien, según la filosofía del giro lingüístico decir que los yamanas usan distintos verbos para hablar del mismo hecho implica una postura etnocéntrica, según la cual nuestra interpretación del mundo es la única acertada. La muerte sería para nosotros un hecho que le ocurre a los animales y a las personas porque usamos un mismo verbo para nombrarlas, para los yamanas en cambio no se trataría de un mismo hecho porque las personas no se rompen, se pierden. El lenguaje, por tanto moldea, nuestra mirada sobre el mundo.
Por otra parte, los hechos por sí mismos no pueden demostrar ni refutar nada, por la sencilla razón de que no hablan, no son enunciativos; a la inversa, el lenguaje puede demostrar o refutar porque enuncia, pero es a partir de una interpretación de los hechos y no de los hechos mismos.
Ya Quine allá por los años .... había formulado la tesis de la infradeterminación de las teorías, que sostiene que los hechos no confirman unívocamente una teoría, sino que dado un hecho existen más de una teoría capaz de explicarlo.


jueves, 7 de enero de 2010

Un poco de Nietzsche

"Contra el positivismo, que se detiene en los fenómenos: “sólo hay hechos” -yo diría: no, precisamente no hay hechos, sino sólo interpretaciones. No podemos constatar ningún hecho “en sí”; tal vez sea un absurdo querer algo por el estilo. “Todo es subjetivo” decís; pero ésta ya es una interpretación, el “sujeto” no es nada dado, es sólo algo añadido por la imaginación, algo añadido después. ¿Es en fin, necesario poner todavía al intérprete detrás de la interpretación? Ya esto es invención, hipótesis. (Friedrich Nietzsche, Fragmentos Póstumos, Lenguaje y Conocimiento, aforismo 7 [60])"
Tomado de Aforística